Podrían servir como introducción a esta serie de proyectos las mismas palabras que encabezan esa obrita de Luis Cernuda, Ocnos, tomadas de J.W.V. Goethe:
Cosa tan natural era para Ocnos trenzar sus juncos como para el asno comérselos. Podía dejar de trenzarlos, pero entonces ¿a qué se dedicaría? Prefiere por eso trenzar los juncos, para ocuparse en algo; y por eso se come el asno los juncos trenzados, aunque si no lo estuviesen habría de comérselos igualmente. Es posible que así sepan mejor, o sean más sustanciosos. Y pudiera decirse, hasta cierto punto, que de ese modo Ocnos halla en su asno una manera de pasatiempo.
Con el paso de los años, se manifiesta una apariencia sutil y constante. Parece como si, después de todo, se mantuvieran algunos hilos conductores de sentido, limitaciones de la mirada en muchos casos, que se repiten en distintas ocasiones y circunstancias. Da igual que sea paseando por el Sena, el Manzanares o el Arno.
A veces se concentran en el tiempo y parecen formar una unidad más consistente. Otras aparecen como el Guadiana, cuando menos se los espera.
En esta sección irán apareciendo estas series, siempre incompletas, simples borradores, bajo la forma de proyectos.
alétheia
Para los antiguos griegos la palabra «alétheia» apelaba al acto por el que algo, cualquier cosa y en cualquier momento, se revelaba como muestra del ser. Algunos llamaron a este acto «desocultamiento» o «revelación», en el sentido de mostrarse a nuestro conocimiento como algo puro, sincero, pequeño y real; una insinuación. Lejos de lo que después occidente entendería como «verdad».
Esta serie es una muestra de estos momentos próximos al sentido de «alétheia» tomados a lo largo del tiempo e indistintamente del lugar.

pathos
Al igual que el término «alétheia», «pathos» tiene su origen en el mundo antiguo. De entre sus acepciones, siempre me quedé con la correspondiente a morada, ese espacio en el que afloran y viven las emociones, el hogar de lo íntimo, el lugar en el que brotan y conviven los ingredientes básicos del silencio y la palabra.

era de donde venías
Venir puede ser la intención de llegar, de marcar el camino y también de recorrerlo. Aproximarse. Transitar. Orientarse para pasar por algún lugar y después marchar. Venir es ir hacia alguna parte con proyección de futuro.
Y es que no hay pasado, de su rastro, sino coexiste a la vez con la tensión del porvenir, con la indicación de un lugar.
